
La acción, que en un principio es constituyente de los esquemas simbólicos intelectuales del niño y por lo tanto indispensable, poco a poco debe ser una acción que estructure esa realidad influyendo en ella para transformarla. Lentamente es una acción que sigue a una elaboración, a una toma de decisión consciente. Poco a poco es un producto de la mente, que sale de sí misma para crear algo nuevo.
Por ejemplo un niño de 5 años ya dispone de sistemas de simbolización por medio de los cuales puede pensar acerca de la realidad sin necesidad de actuar físicamente sobre ella. El lenguaje, la imaginación, la memoria, le permiten esto. Y en sus sistemas lógicos ya pueden hacer comprobaciones puramente mentales de las conservaciones. Pero la acción sigue siendo indispensable como medio de comunicación y adaptación a la realidad. En el adulto la acción toma la forma de una aplicación, de una comprobación de hipótesis mentales o de pensamientos, deseos, decisiones. Sin la acción, el pensamiento quedaría baldío.
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